Hay indicios de que fueron los fenicios, allá por el siglo VIII a.C los que introdujeron, a través del puerto de Cádiz, la vid en la península. Con esas primeras uvas también traerían las técnicas de cultivo y de elaboración del preciado líquido abanderado de nuestro país.
Después llegarían los romanos, los griegos y un largo etcétera de civilizaciones que irían perfeccionando estas técnicas de cultivo y refinando el arte de la enología.
Hasta el día de hoy, el vino se ha sentado a comer en las mesas de ricos y pobres en todos los rincones de España, haciendo relacionar directa y exclusivamente a la comida con el vino. Sin embargo, si miramos otros horizontes podremos observar comportamientos muy similares en otros países sin tradición vinícola. ¿Con qué acompañan la comida en Alemania? ¿Y en Bélgica?
La respuesta está servida con dos dedos de espuma
Por eso hoy queremos introduciros en el maravilloso mundo de los maridajes de la cerveza y la exquisita gastronomía mediterránea, y aprovechando que llega el buen tiempo hablaremos en concreto de las weissbier, más conocidas por estos lares como cervezas de trigo.
Es muy interesante el hecho de que las ensaladas y otras comidas que contengan vinagre colocan en fuera en fuera de juego a todo tipo de vinos, sin embargo, es aquí donde las cervezas desempeñan un papel estelar y presentan magníficos encuentros. Esto se debe a que la fuerza ácida del vinagre encuentra en la cerveza el equilibrio perfecto.
De este modo, las cervezas de trigo son especialmente idóneas por su gran cuerpo y su carácter maltoso con todo tipo de escabeches, aliños o ensaladas. Igualmente platos que se aliñen con mostazas, salsas ácidas o picantes son especialmente idóneas para acompañarlas de una buena cerveza de trigo.
Ahora que se acerca el verano es buen momento para elaborar tu Sagra Blanca de Trigo y acompañarla con estos manjares tan apetecibles con el calor. Si además ejerces de anfitrión e invitas a tus comensales a beber tu propia cerveza el éxito está más que asegurado.
Salud!