Todos pensamos que aquellos que consumen cerveza tienen tripa y los deportistas miden hasta el agua; pero esto son sólo estereotipos, esas convenciones sociales que teorizó Lippmann. Todo no es blanco o negro y de eso el mundo cervecero sabe bastante que no sólo tiene rubias y morenas en el mercado, sino un amplio abanico de posibilidades.
Pues bien, el cervecero también puede ser runner, porque el deporte y el disfrute con moderación de la cerveza no están reñidos entre ellos. No hay nada como la motivación para salir a correr cada día. El social running está de moda y ya los corredores no se conforman con enfrentar sus metas, sino que quieren estar acompañados y meter en su rito diario una fase final de entrenamiento en la que la cerveza es la protagonista.
La cerveza es el producto de la fermentación de una mezcla de agua, cereales y lúpulo. Esta bebida es rica en nutrientes de especial importancia para los deportistas, como son las vitaminas del grupo B o los antioxidantes, necesarios para contrarrestar el estrés oxidativo derivado de la práctica deportiva.
Según la Federación Española de Medicina del Deporte, una bebida ideal de rehidratación debería tener entre un 6-8% de hidratos de carbono, un contenido moderado de sodio y una cierta cantidad de potasio. La composición de la cerveza se ajusta a estas características. El inconveniente de esta bebida de rehidratación quizás podría ser el alcohol, pero dado que contiene un nivel bajo (entre el 4% y 6,5% del volumen) una cervecita no viene nada mal después de la carrera.
Entonces, ¿esta costumbre de tomarse unas cañas después de entrenar es perjudicial para la salud? Para responder a esta cuestión investigadores del CSIC y de la Universidad de Granada llevaron a cabo un estudio titulado “Idoneidad de la cerveza en la recuperación del metabolismo de los deportistas”, cuyo principal objetivo era medir los efectos del consumo moderado de alcohol después de la práctica deportiva. Los investigadores concluyeron que no se ha encontrado ningún efecto que haga desaconsejable el consumo moderado de cerveza tras hacer deporte, puesto que la cerveza permite recuperar las pérdidas hídricas y las alteraciones tras el ejercicio.
Correr por el parque, el campo, la ciudad o en cualquier ruta alternativa, pero en compañía y con una despedida con cerveza en mano. Esta tendencia une dos de nuestras pasiones: el deporte y la cerveza. Además, al buen hábito de esta práctica sumamos el valor sociológico que mueve la interrelación del grupo.
Atrás quedaron las convenciones. La cerveza es más que una bebida y el running es mucho más que correr.